Se trata de un escaso duro de Cerdeña, que perteneció a la colección del compañero Juanjo (Jotasoler). Este tipo de monedas tenían una acuñación muy deficiente, ya que solían aprovechar los reales de a 8 macuquinos para imprimir sobre los mismos el grabado propio. Un procedimiento que luego veremos en las monedas brasileñas de 960 reis sobre reales de a 8 de Carlos IV o Fernando VII, pero en este caso con más mérito pues no se disponía de prensas de volante, sino que la acuñación era puramente artesanal, a martillo.

​

En el caso de esta moneda, la casa de Aureo le dió una conservación baja, un MBC, sin embargo, según mi criterio, estaríamos ante una conservación superior, puesto que la moneda tiene, en el poco grabado que quedó impreso, muy poco desgaste. Otra cosa es la deficiente acuñación, fruto del reaprovechamiento de la moneda base con un cospel muy irregular, y de una doble acuñación con un giro de 180º.

​

Sus más de 47 milímetros de diámetro máximo hacen que sean muy fina, por lo que intuyo que aplanaron la macuquina antes de reconvertirla en moneda sarda, de ahí que no quede rastro del real de a 8.

​

En la siguiente fotografía, sí podemos apreciar, en otro duro sardo, la moneda base utilizada.